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EL SILENCIO CURATIVO

Silencio curativo

«SI NO PUEDES IR FUERA, VE HACIA DENTRO: HALLARÁS UN ESPACIO INFINITO»

Próximamente, en el fin de semana del 16 al 18 de Junio de 2023, organizaremos un retiro de Silencio y Mindfulness para poder experimentar de primera mano las cualidades curativas del Silencio viviéndolo en plena naturaleza y con condiciones facilitadoras para experimentar con Conciencia Plena esta enseñanza milenaria, común a muchas tradiciones a lo largo del planeta.

Ver información retiro: https://www.inmaculadavallina.es/retiro-de-silencio-y-mindfulness-en-la-naturaleza/

Cuando me encuentro en conversaciones que siento que me hacen daño y que levantan en mí inmensas oleadas de emociones difíciles, decido conscientemente no participar, no hablar de algunos temas. Como alternativa, intento permanecer en silencio y  trato de observar compasivamente mis reacciones de frustración, rabia , tristeza o soledad. Quizás ya he comprobado que mi visión personal casi nunca encuentra sitio entre las posiciones extremas y me mantengo en unos planteamientos que no suelen ser fácilmente comprendidos.

También intento dosificar al máximo mi contacto con la realidad informativa y me mantengo protegida de lo que percibo como un secuestro selectivo de mi atención. Trato de observar cómo la repetición continua de mensajes condiciona y crea nuestra percepción sesgada de la realidad. Y me repito que la realidad que nos rodea no es lo mismo que la realidad informativa . Entonces trato de conectar con aspectos de la misma que ahora no reflejan nunca las noticias. Todo el dolor en todas partes que no se enfoca ahora con las cámaras, guerras, hambrunas, injusticias y tantas  enfermedades y muertes que ahora ya no parecen importantes.

Pero también, toda la benevolencia silenciosa que nos sigue apoyando día a día, toda la vida en todas partes, la bondad , la belleza y la esperanza, este aire que inhalamos cada instante,  y mantiene nuestro cuerpo en este viaje sobre este precioso planeta…

Siempre me ha inspirado una historia que contaba el maestro vietnamita Tich Naht Hanh en su libro « El sol: mi corazón ». Narra cómo cuando vivía en una cabaña en el bosque un día soleado salió de paseo dejando abiertas las ventanas y la puerta de la misma. En su ausencia se levantó un fuerte vendaval y al regresar a la cabaña, el viento había sembrado el caos y el desorden en el interior. Entonces reflexiona: Esto mismo ocurre a veces en nuestro interior cuando nuestras «puertas y ventanas» permanecen constantemente abiertas ante el mundo.

Años después en su libro «Hacia La Paz interior»  nos deja esa misma reflexión:

«A veces nos sentimos cansados, ateridos, y solos en la muchedumbre. Debemos hacer un esfuerzo por concentrarnos en nosotros mismos y volver a ser cálidos. Nuestros sentidos son ventanas abiertas al mundo y a veces el viento sopla a través de ellas y trastorna nuestro interior. Alguno de nosotros tenemos siempre abiertas las ventanas y permitimos que las miradas y los sonidos del mundo nos invadan y penetren en nosotros exponiendo así nuestras tristezas y nuestras preocupaciones. Nos sentimos tan ateridos, solos y asustados… ¿Alguna vez os habéis encontrados sentados ante el televisor, mirando un programa horrible y no siendo capaces de apagarlo? Los ruidos estridentes y las detonaciones son agentes desestabilizadores. Deberíais levantaros y apagar el televisor. ¿Por qué os torturáis de ese modo? ¿No preferíais cerrar vuestras ventanas? ¿Os asustan la soledad, el vacío y el desamparo que podéis sentir al enfrentaros con vosotros mismos?

Thich Nhat Hanh – «Hacia la paz interior»

Así, nos dibuja ese viaje al interior: como refugio ante un mundo exterior demasiado ruidoso o perturbador. Pero también como exploración  de lo que pensamos y sentimos cuando prestamos atención sin juicios a lo que acontece en nuestra conciencia.

Adentrarnos en ese Silencio tan poco visitado que nos enseña a intimar con lo que somos, a abrazar  con compasión todas nuestras partes.

La práctica meditativa, en cualquiera de sus formas nos dibuja un camino hacia el silencio. Y ese silencio no es solo ausencia de sonidos. Es un bálsamo, un silencio vivo, un silencio que observa y se da cuenta, un silencio compasivo.

Ese Testigo Silencioso es un espacio en calma desde el que podemos observar nuestras borrascas, es aquello que permanece inmutable detrás de cada movimiento de la vida .

Inmaculada Vallina

 

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